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Por Tatiana Alemán

¿Y qué quiere decir vivir de otra manera? Quizá vivir absurdamente para acabar con el absurdo, tirarse en sí mismo con una tal violencia que el salto acabará en los brazos de otro. Rayuela, Julio Cortázar.

Tengo que admitirlo: siempre tuve miedo de leer a Julio Cortázar. Sí, lo acepto. Es que enfrentarse a un  monstruo literario como él, no es sencillo. Los recursos literarios que utiliza construyen un auténtico laberinto mental en donde una palabra no vista, puede ser la clave para desenmarañar la situación planteada.

Para este ejercicio de interpretación, escogí uno de sus mejores libros (a mi parecer), Historias de Cronopios y Famas, es la presea de cual hablo. El libro en general es una cosmovisión poética y absurda de Latinoamérica, pero, con el objetivo inicial de saborerar a Cortázar desde el inicio, me concentré en la primera para del libro: Manual de Instrucciones.

En una primera lectura, estas instrucciones parecían no tener sentido, ahora, a mis 23 años de edad, comprendí que son las escaleras para llegar al segundo nivel para entrar al absurdo mundo de los Cronopios y los Famas.

Manual de Instrucciones es el universo en donde se resume el mundo, la vida de la humanidad en el siglo XX; tiempo en donde los principales espasmos son: la rutina, la doble moral, la modernización y los inicios de una automatización de la existencia.

Antes de entrar a las instrucciones básicas, para vivir, me es imprescindible explicar quiénes son los Cronopios y quiénes son los Famas y los Esperanza. Según Julio Cortázar, en una entrevista describió a estos seres así: “Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: «La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad.» En cambio, “Un fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras.” Los Esperanzas, “…se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a ver porque ellas no se molestan.”

De esta forma, Julio Cortázar, describe tres tipos de personalidad que atañe a sus contemporáneos; aquellos influenciados y absorbidos por el estilo de vida del sistema capitalista. Con excepción de los Cronopios; ellos viven.

Ahora sí, y sabiendo quiénes, posiblemente, son un Cronopio, un Fama o un Esperanza, es hora de entrar al Manual de Instrucciones para vivir o sobrevivir.

Partiendo de una descripción del estilo de vida del ciudadano del siglo pasado, Cortázar nos detalla la rutina de una persona promedio, con una familia promedio, coeficiente promedio y sueldo promedio. Según Sartre, “vivir es elegir”; y es así como Cortázar concluye la radiografía de la vida del latinoamericano: “Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el hotel de enfrente; la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire…”

Tenemos la libertad de elegir cómo vivir.

Continuando con las instrucciones, la siguiente hace referencia a uno de los actos más sublimes para los seres humanos: Llorar. Lloramos al nacer por instinto; si eso persiste, algo está fallando en eso que llamamos vivir.

Cantar, en muchos casos, y para algunos, resulta como respirar. No todos tenemos el talento, pero es la fuga perfecta, y estratégicamente elaborada que tiene el alma para salir de la monotonía. La tercera instrucción, a mi criterio, es una de las esenciales en el proceso de la vida misma: cómo tener miedo. Si este persiste con el tiempo, jamás sabremos qué es arriesgarnos y elegir hacia dónde dirigirnos mientras tengamos la oportunidad de respirar y exhalar.

Y como todo buen superviviente, las tentaciones, los llamados pecados, están siempre a nuestro alrededor de forma sutil o directa. Así, Cortázar, en INSTRUCCIONES PARA ENTENDER TRES PINTURAS FAMOSAS, éste nos bosqueja un mapa para ver cómo estas barreras morales han dominado nuestra consciencia, la lógica, la razón; nos han manipulado nuestra cosmovisión. Como el proceso del ciclo de vida, estas instrucciones tienen su culminación en cómo debemos subir la escalera metafórica de la vida hacia la redención, gracias a la eliminación de las barreras morales y materialistas; o terminamos cediendo ante el sistema y caemos en la trampa llamada tiempo; pasando nuestras vidas dándole cuerda al reloj para seguir con la función.

Finalmente, en El Salvador, ¿vivimos o sobrevivimos?

Para llegar a la respuesta, pregúntese: ¿Qué elijo ser? ¿Cronopio? ¿Fama? o, ¿Esperanza?

 

Por: Cristabel Sánchez.

Desde Bram Stoker con “Drácula” hasta Stephanie Meyer con su famosa y millonaria saga “Crepúsculo”, el ser mitológico vampiro ha cautivado con su apasionada forma de ser y seducir a sus víctimas. Teniendo en cuenta el factor terrorífico que es capaz de inyectar a la historia por completo, en la actualidad suele considerarse como un personaje lleno de misterio, fantasía y amor.

Es curioso pensar en sus inicios; ciertamente parte de la historia se une con la literatura, pues la fiebre de los vampiros se extendió en Europa a principios del siglo XVIII. Las historias comenzaron con exhumaciones de no-muertos vistos por testigos en distintos lugares del viejo continente. Por otro lado, muy distinto a lo que se cree el vampiro representaba en aquella época al valiente amante que amenazaba a sus doncellas con convertirse en un vampiro y vengarse de ella llegando por la noche a su habitación para demostrar la firmeza de su amor.

Aunque estas historias llevaban el típico toque amoroso, no dejaban de ser un tanto espeluznantes para la época pues se decía que estas “personas” regresaban de sus tumbas a visitar a sus seres queridos.

Al repasar algunas de las obras más reconocidas sobre estos curiosos seres, es inevitable destacar los cambios que a lo largo del tiempo se han dado. Si bien desde el siglo XIX se manejaban historias llenas de magia y terroríficas creaturas (la mayoría relacionadas con la muerte) no fue hasta finales de siglo, 1897 para ser exactos que se llegó a la cima en cuanto a literatura vampiresca se trata.

Diferente a lo que se temía en la realidad, el vampirismo del conde Drácula solía conocerse como una enfermedad sobrenatural (muy al estilo de las posesiones demoníacas). A partir de aquí se marcaron muchos elementos acerca de los vampiros que son aún ocupados y creíbles en la actualidad. Sin embargo, es necesario recalcar que muchos de estos elementos fueron el resultado de la inspiración de obras anteriores como: Carmille o la historia de la mujer vampira Lucy Westenra.

Después de la publicación de “Drácula” las historias vampirescas son asociadas al género de terror, aún más cuando estas fueron representadas en el cine y el teatro, cuando los libros pasan de las letras a imágenes.

En el siglo XX surgieron historias que poco a poco convirtieron al vampiro en humano, narrando acciones propias de las personas; prueba de ella son “Las crónicas vampíricas” de Anne Rice.  “Entrevista con un vampiro”, representa una de las publicaciones favoritas de todos los tiempos, puesto que combinó el aspecto misterioso de Louis el narrador vampiro dejando al descubierto la naturaleza de los seres-no muertos con lo seductor de todos los elementos.

Sin duda, el sabor oscuro que este personaje es capaz de agregar a la historia, es demasiado atractivo como para dejarlo enterrado en el siglo XX. Aún en nuestros tiempos han ido surgiendo nuevas y bizarras aportaciones que han enamorado por completo a las nuevas generaciones. Definitivamente ha quedado atrás el factor de terror que había sido en siglos pasados el punto de partida de los seres exhumados, sobresaliendo la parte encantadora, descubriendo mucho más lo emocional de lo fantástico.

Es curioso como evolucionaron el tipo de relaciones que los vampiros entablaban. Al principio destacaba lo terrorífico en el que las personas los evitaban por completo. Por el contrario, en el campo de la literatura juvenil se ha dado un giro por completo al incluir el famoso “romance sobrenatural” en el que las personas quedan totalmente seducidas al conocerlos.

La evolución y el auge que estas historias han experimentado, ha sido impresionante. Desde películas taquilleras hasta series para los más pequeños del hogar han cautivado a los públicos más exigentes. A pesar que se han visto todo tipo de aportaciones alrededor de las características más misteriosas de los vampiros, no cabe duda que la imaginación humana siempre encontrará un nuevo camino que descubrir en cuanto a la vida de los sobrenaturales.

 

El siglo XX había empezado hace no mucho y con este también habían nacido nuevas corrientes que desbancaban a las anteriores, tanto el realismo y el naturalismo que se esforzaban por la reconstrucción de la realidad.

 

Gracias a la relevancia que el signo lingüístico cobró, es decir, significado y significante. Se concluyó que las formas conocidas de expresarse no podían describir a cabalidad la realidad. Se admitió que existía una realidad objetiva y una realidad literaria reconstruida de mil formas por el lenguaje. Entonces quedó claro que debían buscarse nuevas maneras de expresarla. Ahí surgieron nuevas corrientes literarias como el realismo mágico, el surrealismo, por mencionar algunas.

 

Como representante indiscutible de estas corrientes está Julio Cortázar y su prolífica obra que marcó un antes y un después en la literatura latinoamericana

 

Fue en 1946 que vio la luz por vez primera el cuento de Julio Cortázar “La Casa tomada”. Atendiendo la afinidad creativa de su contemporáneo, Jorge Luis Borges se publicó dicho cuento en la revista que editaba.

 

Luego, se recogió en el volumen “Bestiario” junto a otros cuentos con los mismos rasgos cortazarianos que hasta nuestros días definen la fantasía de este prominente representante del surrealismo latinoamericano.

 

Este cuento es emblemático de la obra de Julio Cortázar porque es el inicio de un estilo fantástico que puliría con los años. Empieza como una historia cualquiera, una casa y la rutina que se genera para mantenerla en pie, uno de los habitantes es el que narra todo. Este narrador funciona como “narrador intradiegético “, denominado así porque es quien se desenvuelve como personaje, actúa y juzga; además de tener opiniones sobre todos y cada uno de los hechos y personajes.

 

El análisis comparativo que mejor se ajusta al contexto socio-político de el momento que Julio Cortázar escogió inmortalizar con su pluma, es el que reduce toda la historia de “La casa tomada” a una parábola memorable sobre la revolución Peronista de esa época.

 

Se sabe que la acción sucede en alguna ciudad de Argentina porque el narrador-protagonista se queja de no encontrar novedades literarias de Francia desde 1939.

 

Cortázar era un firme opositor de Juan Domingo Perón, tanto así que los partidarios de Perón lo llamaban “gorila”, un término que designaba a los contrarios al gobierno peronista.

 

El autor creía firmemente que la Argentina, tal como él la conocía, iba retrocediendo cada vez más debido al auge del peronismo en todas sus formas. La participación política de los argentinos de todos los sectores mermaba según el oficialismo se instalaba.

 

No prosperaba mucho la libertad, resultando un régimen asfixiante y totalmente controlador de todos los aspectos de la vida diaria; de igual forma sucedía que muchos argentinos resultaba enormemente fanáticos de ese régimen y eran capaces de denunciar a cualquiera, incluso a su propia familia, en caso de no tener una conducta peronista (por ejemplo hacer una fiesta cuando se había decretado los luto nacional luego de la muerte de Eva Perón).
Cabe destacar que a poco de escribir ese cuento, Cortázar se fue del país, residiendo de ahí en adelante en Francia.

 

Lo que sea que toma la casa, podría interpretarse sin problemas como la irrupción de las clases trabajadoras, que van devorando pedazo a pedazo los espacios de poder de la antigua oligarquía argentina, perpleja ante el nuevo fenómeno.

 

Es lógico que él, proviniendo de una familia burguesa, con afiliaciones diplomáticas, viera en esa situación una amenaza al estilo de vida que siempre había conocido.

 

Respecto a esta tan conocida interpretación el mismo Julio Cortázar contestó cuando le preguntaron al respecto: “Casa Tomada bien podría representar todos mis miedos, o quizá, todas mis aversiones; en ese caso la interpretación antiperonista me parece bastante posible, emergiendo incluso inconscientemente”.

 

Cortázar dejo claro que la interpretación anti peronista del relato claramente podría ser probable, sin embargo, también declaró en varias ocasiones que el nacimiento de la idea que dio fruto en el cuento surgió de un sueño, una pesadilla mejor dicho, en la que un ente misterioso se hace presente en su casa y paulatinamente (por el temor) va empujándolo hacia distintas áreas de la casa, hasta que por fin, termina dejándolo fuera de ella sin siquiera haberse percatado de la precisa naturaleza o composición del mismo.

 

Por: Sofía Penado

“Pues reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición, por si alguna vez soñamos: Y así haremos, pues estamos en un mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar”.

Pedro Calderón de la Barca

Todos aman a los conejos. Todos menos yo. En lo personal, pienso que los conejos son sucios, rebeldes y representan lo vulgar. Es por eso que Julio Cortázar protagoniza nuevamente mi publicación de la semana. Este día vuelvo a escribir sobre él porque me llamó la atención un cuento particular de su “Bestiario”: Carta a una señorita en París.

Tradicionalmente, los conejos representan la alta actividad sexual, la abundancia y  la buena suerte. Creo que todos los que hemos leído este cuento, estaremos de acuerdo que para el individuo que redactó la carta no hay cosa más molesta que vomitarlos.

Los conejos son utilizados como un símbolo dentro de esta historia. Representan un defecto que no podemos negar porque es visible y, aunque querramos esconderlo, siempre va a terminar estallando frente a nosotros: con sus bigotes haciendo un remolino mientras se come el trébol.

Todos tenemos algo que no queremos que los demás sepan. Puede ser la imprudencia (en mi caso), puede ser la envida o los celos; sea lo que sea, es una debilidad en nosotros que no podemos superar no importa cuán duro tratemos. A algunos de nosotros se nos hace tan difícil convivir con este tipo de defectos que al cabo de un tiempo dejamos de luchar. Ese es el caso del individuo que le escribía a Andreé en Paris.

La única razón por la cual el narrador luchaba por esconder su problema era la vergüenza que le provocaba que, tanto Sara como Andreé, se enteraran del problema de los conejitos. De hecho, me atrevo a suponer que sólo se lo contó a Andreé porque era ella quien estaba lejos. Y, al final de la carta, uno se da cuenta que el autor en realidad no planeaba enviarla, sólo necesitaba desahogarse. Luego de un colapso nervioso, al ver salir de sus entrañas al conejito #11, una simple fuente de consuelo se convierte en la nota suicida de un pobre hombre abrumado.

El escenario en el que la historia se va desarrollando es meramente simbólico. El piso en el que el narrador vive, a mi criterio, representa su propia vida. Me parece importante resaltar que la habitación no era de su propiedad. Nada dentro de ella lo era. La casa prestada estaba en preciso orden. Me imagino el cuarto blanco, inmaculadamente limpio, fresco y bien iluminado. Y, si en efecto, ese espacio representaba la vida del autor, lo único que se interponía entre el bienestar total del remitente de la carta era el problema de los conejos.

Por lo dicho anteriormente analizo que el “señor de los conejitos” en realidad no se sentía a gusto con su vida, con sus logros y el camino recorrido. Lo único en la casa que verdaderamente le pertenecía eran las bestias que salían de su boca.

Habrán notado que al principio del post cito una frase del poema de Calderón de la Barca “La vida es sueño”. Eso es porque el único problema del remitente en realidad es que no podía vivir en paz sabiendo que en cualquier momento podía vomitar conejitos en casas ajenas. El verdadero logro en la vida de ese hombre hubiese sido ser feliz con sus conejos.

Pero, ¿cuántos de nosotros aceptamos nuestros defectos? Creo que todos pudiéramos ser un poco más felices si amáramos a los conejitos que salen de nuestras bocas y rasgan las cortinas de nuestras vidas. A fuerza de ser sincera, recordaré que no importa si otros se dan cuenta de que yo vomito conejos. Probablemente ellos estén demasiado ocupados encerrando los suyos en el armario de alguna amiga.

                         El uso del poder en la ciudad

Iliana Marcela Deras

Noticia de un secuestro es un libro escrito por el autor colombiano Gabriel García Márquez publicado por primera vez en 1996. Es un escritor, novelista, guionista y periodista colombiano. En 1982 Recibió el Premio Nobel de Literatura.

Es un libro que en lo personal es muy entretenido pero algo confuso o enredado, trata especialmente sobre el narcotráfico o narcoterrorismo colombiano, toca un punto muy importante el cual es un personaje muy importante en la historia del narcotráfico colombiano y es: Pablo Escobar Gaviria, en sus tiempos ejerció como político, igual en el libro habla sobre el atentado del coche bomba frente al edificio del DAS (la policía secreta Colombiana) esto fue el 6 de diciembre de 1989 buscando acabar con el general Miguel Alfredo Maza Márquez quien sale ileso de este percance pero esto costó la vida a aproximadamente de 70 personas y centenares de heridos. Fue líder de Los Extraditables, que secuestraba miembros del gobierno y a periodistas como lo menciona en el libro y en los hechos barbáricos ejercidos por él, de su larga lista de secuestrados y de los más reconocidos y nombrados en el libro son: Francisco Santos Calderón (Redactor y jefe del diario El Tiempo), Maruja Pachón de Villamizar (Periodista y directora general de Focine, esposa del político y diplomático Alberto Villamizar) Justamente con este personaje empieza el libro, Beatriz Villamizar, Diana Turbay, Marina Montoya de Pérez, Germán Montoya, Marina Montoya que es ejecutada por sus captores.

Todo Surge cuando Maruja y su Esposo Alberto Villamizar piden a Gabriel que escriba un libro referente al secuestro de Maruja, pero esto no solo se centra en Maruja, sino también como ya antes mencionaba en otros secuestrados, víctimas de Pablo Escobar, en este libro se narra con lujo de detalle los días de cautiverio que sufrieron estas personas secuestradas.

Me parece todo esto algo interesante de leer, ya que se relata todo tan bien, pero a la vez podemos caer en un enredo ya que no siempre habla de una sola persona, de Maruja se pasa a los otros secuestrados, pero todos ligados, todos los secuestros estaban ligados, igual me gusta porque realmente se basa en algo que si sucedió y a si podemos tener conocimiento de cómo opera toda esta gente de terroristas, como se vive un secuestro, que claro no siempre son iguales no todas las organizaciones te dan el mismo trato.

El fin de los secuestradores o narcotraficantes liderados por Pablo Escobar, era presionar al estado para que eliminara o quitara la extradición. Otra parte que siento yo que es muy importante del libro es que el escritor recaudó toda esta información que vemos plasmada, platicando con los personajes o algunos de ellos y manteniendo permanente contacto con el presidente Gaviria, por lo que explica o describe muy detalladamente sus sentimientos y pensamientos.

En mi opinión personal el secuestro: violar los derechos de una persona y retener a una persona contra su voluntad para obtener un bien personal es de lo más bajo, aunque en algunas circunstancias son por fines benéficos, realmente esto es un arma de doble filo o es como una moneda tiene 2 caras, una mala y una buena, hay en ocasiones que gente humilde recurre al Narco para obtener un buen sueldo y poder ofrecer algo decente o digno a su familia ya sea por falta de empleos, o porque en los pocos empleos que existen, te explotan y te pagan muy poco. O algunos por simple ambición ya sea por poder, dinero, fama etc. Recurren a esto que al final viene siendo un trabajo malo pero no deja de ser un trabajo.

Por: Rosemary Zepeda

En la esquina de la Tercera calle poniente hay una mujer pálida vendiendo confites, fruta y pan. Dos pasos hacia adelante, se encuentra el hombre manco, el de la llaga frita por la luz, pidiendo limosnas, comida y descanso. Los Temerarios y  Los Tigres del Norte suenan en las viejas rockolas junto a los  espasmos sonoros, ahogados por los gemidos de los ebrios.

En la esquina opuesta, chocan el velo cenizo de la muerte con el sexo de los amantes, condenados a satisfacerse frente a las librerías; entre Códigos Civiles y el Kamasutra. Es la hora del Señor, repican las campanas de la Iglesia y a  tres cuadras: orgasmos, coitos y eyaculaciones. El silencio anida en la bocina del autobús vacío que va sobre  las calles rotas. Aquí el viento no cambia nada.  Aquí no existe el aire, solo hay humedad en los corazones de la “ciudad maldita”: San Salvador, la sucursal 24/7 de San Juan Luvina.

Eso es lo que veo cada día al pasar por el centro de San Salvador y  por eso,  esta vez, el talento de Juan Rulfo es la base para hacer una comparación de la sociedad salvadoreña con una de sus dos grandes obras: El Llano en llamas. Tomando como principales puntos de análisis la soledad y la violencia  que se ven reflejadas en este hito de la literatura latinoamericana.

En primer lugar, traigo a cuenta a Luvina, el doceavo cuento de El llano en llamas, como representación de la soledad viva, la soledad como sinónimo del abandono y la miseria. ¿Por qué San Salvador tendría que compararse con Luvina? Porque Luvina es la miseria en todos sus sentidos, material o espiritual. Se suele decir que Luvina se asemeja a Comala porque ahí, en esos lugares, respirar es sinónimo de vivir, pero la muerte está en el aire. Al igual que en San Salvador, inundada de desesperanza, vacíos y donde  la fe es una vil manera romántica de nombrar al dinero, si lo hay todo está perfecto.

Las personas que transitan por las calles, viven sin ninguna motivación  más que la de tener que ser explotados para sobrevivir. Los sueños van quedando enhebrados en las agujas de las máquinas de coser  de las maquilas, y las personas viven automatizadas con  la fúnebre y amarga aceptación del vacío y la corrosión de un ser que ya no tiene nada a donde aferrarse. Las condiciones sociopolíticas no ayudan mucho cuando la desigualdad y la injusticia protagonizan la telenovela. Unos contras otros, todos contra uno, tan golpeados por la pobreza y la violencia porque uno nunca sabe si regresara con vida a su hogar.

Traigo a cuenta un verso del poema TODOS de Roque Dalton: “Todos nacimos medio muertos en 1932, sobrevivimos pero medio vivos” para  concluir, que más allá del asedio de las deudas, el precio de la canasta básica, los muertos a la vuelta de la esquina, las violaciones a la infancia, la tregua que no es con el  pueblo, todos estamos medio muertos y medio vivos por el sólo hecho de haber nacido en un país donde se le debe tanto a la memoria y se hace tan poco por el futuro.

En segundo lugar, me permito hacer un análisis del principal problema de violencia en este país: las pandillas, comparándola con la lógica de la violencia de los cuentos de Rulfo y la desfachatez con la que están narrados, esa que no le permite incluir sentimientos, tan inundados de frialdad como para narrar un asesinato sin más culpa que la de no guardar ningún detalle,  jugando con un ecuación donde la razón está dentro de la locura.

Esta ecuación es la que permite que los personajes de El llano en llamas  tengan un sistema de valores enfocados en: violencia, arrebato, el cumplimiento de las leyes del hombre, leyes que son parte de la cultura de violencia, y que popularmente se ha llamado “la ley del monte”, o así nos lo han hecho ver las películas mejicanas. Esas  que colocan al hombre como un estereotipo de valentía y hombría y que por lo mismo todo problema se arregla con golpes o con balas.   Esta lógica que une honor, intereses y muerte es la misma que adoptan las pandillas en El Salvador.

Las pandillas se revelan como una familia defensora, con sus propias reglas, en las que se incluye la de nunca traicionar al grupo, que es la que más prevalece. Este sistema de valores adoptado casi por instinto animal e incluso con tinte retrograda, tiene su validez, porque así se lo han dado miles de jóvenes salvadoreños que han decidido pertenecer a una u otra pandilla e incluso al que la misma sociedad los ha aventado.

Por ejemplo en  “La cuesta de las comadres”, Rulfo nos presenta, a modo de comparación,  una típica pelea de miembros de pandillas contrarias, con el típico mensaje de la familia leal.  La imposición de las reglas de uno  sobre el otro, el instinto se deja correr, siempre hay un cadáver como resultado y como evidencia de que la vida para ambos, los personajes de Rulfo y los pandilleros, es el trofeo de la pelea.

En el reportaje “Nuestro pozo sin fondo” de  elfaro.net,   Roberto Valencia nos explica muy bien la lógica con la que opera un pandillero, esa,  que según ellos, les permiten desechar toda moral y jugar a ser semidioses con la vida de los demás: “¿Puedo matar? Sí. ¿Puedo ocultar el cadáver? sí. ¿Es complicado que lo encuentren? sí. ¿En mi entorno eso implica valentía? sí. Entonces lo hago y de tanto hacerlo me acostumbro, y forma parte de mi vida, y así poco a poco lleno pozos oscuros«.

Esta violencia no tendrá límite hasta que se empiece a inculcar la cultura de paz desde el hogar en las familias salvadoreñas, mientras se siga abandonando este tema tan importante el país entero seguirá siendo “un lugar moribundo donde se han muerto hasta los perros…  el lugar donde anida la tristeza, donde no se conoce la sonrisa, como si a toda la gente le hubiera entablado la cara” Luvina. 

Para cerrar, El llano en llamas ha sido una obra que plasma muy bien la soledad como principal componente de la miseria humana y otros factores que hacen de una sociedad un mar de lamentaciones: asesinatos, violencias de todo tipo, humillaciones y más. Por ello ha quedado constatado que San Salvador está representado en cada uno de sus cuentos, de una u otra manera, y que por el momento, por lo que se ve, seguiremos siendo la réplica exacta  de Luvina, La cuesta de las comadres y hasta una desolada Comala.

La aventura de Miguel Littin clandestino en Chile es el resultado de un trabajo periodístico que Gabriel García Márquez desarrolló, escuchando de viva voz del cineasta sus andanzas durante el tiempo que permaneció atado a su trabajo, el resultado final fue un reportaje detallado y cronológico de hechos sociales, políticos, económicos y culturales.

Miguel Littin es dos personajes en uno. Por un lado un sujeto oriundo de la Aldea de Palmilla de Chile, que le gusta vestirse holgadamente, con acento de chileno rural, barbudo y sonriente y por el otro, un cineasta muy famoso, exiliado de su país por órdenes de Pinochet junto a otras cinco mil personas  y que a fuerza de adoptar una identidad que no era la suya, pudo concretar su más ambicioso proyecto: filmar un documental sobre las entrañas de su país sin levantar menor sospecha.

 El resultado de su decisión, impuesta por la sed de justicia y verdad, fue en primer lugar, despersonalizarse por completo de sí mismo, dispuesto a convertirse en un sofisticado publicista uruguayo y así poder pasearse libremente y casi sin menores riesgos ni sospechas en Chile.

 Luego de eso, tuvo las facilidades para  conseguir tres equipos de cine en España, donde residía exiliado con su familia, uno holandés, otro italiano y otro francés, manejando el asunto con tanta cautela que ninguno de los tres se dio cuenta que trabajan para un mismo documental.

 Podemos resumir que la aventura de Miguel Littin es una sucesión de procesos personales, sentimentales, técnicos, laborales y como no puede faltar, el acto de hacer cine, que es uno de esos procesos que se llevan por etapas. Es por ello que en esta entrega quiero abordar ese proceso en especial: el de hacer cine según el trabajo de Miguel Littin. Ya antes he querido dar una introducción amplia sobre el contenido del libro describiendo a Miguel para que el lector lo conozca un poco, ahora me remito a lo que quiero tratar: el proceso de producción audiovisual.

En este proceso hay dos etapas importantes: la pre producción y la post producción.

 La pre producción se divide en dos partes fundamentales. La primera es determinante porque en ella se establecen las bases del documental. Hay aspectos ya definidos por Miguel previstos a realizar como por ejemplo: el tema que quería abordar y reflejar en su trabajo, en este caso, la realidad de Chile durante una dictadura militar que duró 12 años hasta esa fecha. El  enfoque: humanista, social y cultural. Un hilo conductor que fue determinado por los sitios en los que grabó: lugares históricos y representativos de su país.

Los presuntos personajes, Miguel tenía una obsesión: captar a los policías específicamente su rostro, ya que se suponía que ellos tenían el control sobre la paz y la tranquilidad de las calles, los parques y todo sitio en el que pudieran ejercer su fuerza, haciendo cumplir su labor, sin embargo lucían más preocupados y temerosos que los demás ciudadanos. Además de ellos figuran los niños, la nueva generación de jóvenes y sus corrientes culturales, la moda unisex  y el comportamiento adquirido a partir de un contexto político de inseguridad y represión, el General Electric, los miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y la población chilena en general: la pobre y marginada.

 Incluye también el presupuesto, los gastos personales de viajes repentinos sobre todo de Miguel y sus constantes abordajes de un taxi a otro en el menor tiempo para despistar a la policía. Así mismo su hospedaje como el de quienes le acompañaron.

Y finalmente el equipo tecnológico, como ya se ha dicho, tres muy sofisticados originarios de diferentes países trabajando para un solo objetivo.

La segunda etapa de la pre producción incluye la delegación de roles a las personas que se vieron involucradas en el documental, en este caso, Miguel como director general y a sus órdenes el director de foto, el productor de campo, los camarógrafos y si vamos más allá también se incluye a Elena, Grazia, Clemencia Isaura, Eloísa, Franquie y todos los que significaron una especie de enviado secreto.

 A esta etapa también corresponden los tan solicitados permisos para grabar que una y otra vez se le fueron exigidos a Miguel y que afortunadamente tenía en regla. Finalmente el cronograma. Todo plan de pre producción está organizado por partes, etapas y fechas que se deben cumplir y el caso de Miguel no es una excepción. Se logró grabar en el tiempo estipulado.

La segunda etapa de una producción documental, es la post producción. Ella incluye un proceso riguroso: la edición de todo el material audiovisual. Resultado: más de siete mil metros de película.

En ello se resume todo el trabajo de Miguel: procesos. Dos etapas que podemos identificar en el libro y que resumen el tratamiento de la producción es decir la manera en la que se cuenta la historia, eso a lo que el mismo Miguel denominó: “una larga cola de burro para Pinochet”.

Por 

Diana Orantes

 

Por: Luis Méndez

Los implacables goles que se generan en el fútbol, las espléndidas gambetas que surgen, de vez en cuando, en un partido y la pasión desmedida de una hinchada, que roza casi la locura; han sido siempre vistas, como la expresión de los más bajos instintos del ser humano. Sin embargo, García Márquez demostró que el fútbol narra sus propias historias; tan buenas como cualquier género literario.

Navegando por la web encontré una reflexión que cambió el paradigma en mi mente, que separaba al fútbol y a la literatura como realidades de dos universos dispares. En “El Juramento”, García Márquez describe su experiencia al visitar, por primera vez, el templo de la religión dominical del fútbol. Con una breve reflexión narra su primera visita a un estadio y lleva este deporte a un terreno donde pueda jugar como local: la literatura; comparando a los jugadores del Juniors de Argentina con personajes y autores de literatura.

Al adentrarme en el terreno de juego formado por el texto de Márquez, tuve el descaro de atreverme a comparar la emoción por él descrita, con lo que el Club Deportivo FAS, mi equipo de toda la vida, me hace sentir.

Por su puesto que el FAS, no es el Juniors de Argentina -equipo al cual García Márquez fue a ver según relata en “El Juramento”-. Pero sería el peor de todos los hinchas, si al leer la descripción de cómo el maestro Heleno es comparado con un detective de una novela policial por “…su sentido del cálculo, sus reposados movimientos de investigador y finalmente sus desenlaces rápidos y sorpresivos…”, no lo comparara con el Alejandro Bentos de mi equipo al recordar sus escapadas por las bandas. Aún más abusivo, imaginé al equipo como un ejército formado por once caballeros dispuestos a dejar la vida en la gesta futbolera que prosigue. Todos encabezados por nuestro máximo artillero, mi viejo Williams Reyes.

Sin duda alguna, el fútbol, está dotado de emocionantes batallas, como “El Milagro de Estambul”  donde el Liverpool remonta un 3-0 y se convierte en el campeón de Europa en el 2005. Pero también este sublime deporte se encuentra repleto de grandes héroes, como mi viejo Reyes con su “gol del milagro” en el 2009; y de detestables villanos, como el último caso de los sinvergüenzas del país que vendieron la pasión de la gente por unos cuantos dólares.

La poesía también se hace presente en el deporte rey. ¿De qué otra manera se le puede llamar cuando el chanfle de un disparo, logra que el balón se cuele allá, de manera tan sublime, en la esquina de la portería? No obstante, para un hincha, como en el que García Márquez asegura haberse convertido en su reflexión “El Juramento”, el elemento literario, y de la vida, más presente en el fútbol es el romanticismo; pues este describe la pasión desmedida que lleva a la locura del amor por un equipo.

La belleza y sencillez de este deporte ofrece a cada ser humano la oportunidad de dejar atrás, un momento durante el domingo, todos los demonios que le persiguen  durante la semana. El hincha en un partido de fútbol desarrolla la misma acción de catarsis que el novelista al escribir literatura.

En el estadio, la gente abandona la rutina y deja de ser quien es normalmente, para adoptar el papel de otra persona. El rico y el pobre sufren y pelean por un mismo objetivo: apoyar, con cánticos y bombos, al equipo que los emociona. En el Juniors contra Millonarios, García Márquez se transforma en “El Gabo” y comparte, por primera vez, la emoción generada por los goles, pero, además se da cuenta que el fútbol está dotado de diversas emociones, mismas sobre las cuales es válido escribir en la literatura. Finalmente, como resultado, logra despojar a sus lectores de tabúes y cambia el paradigma que no hay fútbol en la literatura.

Por: Sergio Estuardo Domínguez

Cortázar y el mito del Minotauro

Yo bajaré a habitar los sueños de sus noches, de sus hijos, del tiempo inevitable de la estirpe. Desde allí cornearé tu trono, el cetro inseguro de tu raza…. Desde mi libertad final y ubicua, mi laberinto diminuto y terrible en cada corazón de hombre.» (Los reyes, pág 70)

Los Reyes es el primer libro publicado por Julio Cortázar con su verdadero nombre. Esta obra de 1949 está escrita en forma de teatro, son cinco escenas que se centran en el mito del Minotauro, creando diálogos y reescribiendo los hechos de una manera innovadora y nunca antes pensada.

Recordemos brevemente el mito de origen, para así entender el vínculo que Cortázar desea transmitir

El Minotauro nace de una relación entre Pasifae, esposa de Minos, y el toro enfurecido que había sido regalado por Poseidón. Fue tal la ira y vergüenza de Minos, que le pide a Dédalo que construya un laberinto donde nadie pueda ver al Minotauro. Todos los años, Atenas debe pagar un tributo a Creta, que consta de 14 jóvenes, 7 hombres y 7 mujeres para alimentar al Minotauro. En el tercer viaje de víctimas, Teseo, hijo de Egeo rey de Atenas, se ofrece para ir a Creta entre las víctimas y matar al monstruo. Al llegar Teseo a Creta, Ariadna, hija de Minos y Pasifae se enamora perdidamente de él, entregándole un ovillo para que amarre un extremo a la entrada del laberinto y una daga para herir al Minotauro en el pecho, una vez muerto el Minotauro, Teseo debe seguir el ovillo para encontrar la salida del laberinto. Teseo encuentra en el laberinto al Minotauro, lo mata, y siguiendo el ovillo encuentra la salida del laberinto.

Julio Cortázar  juega con sus personajes, creando diálogos inexistentes en el mito de origen, podemos ver en la primera escena como Minos mantiene conversaciones con Ariadna en las que esta le pide piedad por su pobre hermano Minotauro y Minos maldice a Pasifae por la atrocidad cometida.

En la segunda escena Teseo, desafiante frente a Minos le dice que el es un gran guerrero y matará al Minotauro, en este diálogo, vemos como Cortázar hace a Minos dudar del futuro del Minotauro.

El giro que presenta cortazar es de 360 grados desde el mito original lo podemos ver en la tercera escena, en la que Ariadna está preocupada por el futuro de su hermano, se acusa de no salvarlo y se culpa por haberle entregado el ovillo a Teseo. Es acá cuando Aridna se sincera y dice “¡Ven, hermano, ven, amante al fin!”

En Los Reyes, en la cuarta escena vemos el enfrentamiento entre Teseo y el Minotauro, quienes se desafían, pero cuando el Minotauro sabe que fue Ariadna quien le entregó el ovillo y ayudó a Teseo, ya no siente ganas de luchar, y se deja matar.

Es Cortázar un maestro de la ilusión e imaginativo que flexibiliza el mito, Ariadna no ama a Teseo, ama a su hermano, pero, finalmente el mito vuelve a su cause original. Hay una manipulación del mito y de los personajes, que hacen de esta obra de belleza extraña, un relato que cumple con la tradición, pero también, y al mismo tiempo, la trasgrede.

Estoy seguro que si se trata de Julio Cortázar, nunca es casualidad.

Por: Sergio Estuardo Domínguez

 “Como es lógico, la crítica seria sabe que todo esto no es posible, primero porque el Lyncée era un navío imaginario, y segundo porque Duchamp y Roussel no se conocieron nunca”

La vuelta al día en ochenta mundos (1967) es un libro de Julio Cortázar que se caracteriza por la co-presencia en el mismo espacio textual de la palabra y de la imagen icónica. Las relaciones intertextuales tan evidentes en la obra cortazariana se acentúan en éste y actúan como agentes de transformación y expansión translingüísticos. El pasaje intersticial funciona en toda la obra de Cortázar como metáfora de la búsqueda, la apertura y la libertad humana, sirve de vínculo, otra vez, entre las distintas instancias semióticas.

La vuelta al día en ochenta mundos, se construye como los textos-collage, semejante a los libros llamados almanaques que circulaban en nuestro pulgarcito y en otros países en la época en que el autor vivía allí, y que incluían todo tipo de discursos. Cortázar construye su libro a semejanza de esos almanaques, rompiendo todos los encasillamientos de los géneros literarios tradicionales.

La libertad de plasmar la realidad, tal como Cortázar lo señala, facilita la comprensión de La vuelta al día en ochenta mundos., tanto en la diagramación del libro mismo, como en la disposición de las alianzas fulminantes: la fragmentación de la realidad que transgrede el orden establecido de las cosas para reemplazarlo por un orden poético que abre nuevas alianzas y relaciones que remiten a otros mundos posibles.

En este libro de Cortázar, como se ha dicho, el discurso se ha enriquecido con una pluralidad de sustancias sígnicas que van desde la escritura a la imagen icónica en sus diversos niveles y en variados grados de interacción. Se consagra, de este modo, el principio de la «lectura no lineal», en tanto el ícono deja de ser un puro soporte gráfico y opera como multiplicador de relaciones y sentidos, convirtiéndose en la aplicación (metafórica y «real») del principio de libertad creadora.

“Lo fantástico exige un desarrollo temporal ordinario. Su irrupción altera instantáneamente el presente, pero la puerta que da al zaguán ha sido y será la misma en el pasado y en el futuro. Sólo la alteración momentánea dentro de la regularidad delata lo fantástico, pero es necesario que lo excepcional pase a ser también la regla sin  desplazar las estructuras ordinarias entre las cuales se ha insertado.

En mi opinión, Cortázar propone en su teoría una escritura subversiva, propia de un dinamitero que barrene los flancos del idioma y convierta a la palabra en manifestante de la totalidad del hombre, de modo de asegurar el ejercicio pleno de todas las facultades y posibilidades humanas. Propicia, por lo tanto, una escritura de máxima implicación personal, propia de una postura de vanguardia, partidaria del antiarte, de la antiforma, de una cultura adversaria o contracultura revivificadora.

 

 “Siempre he sabido que las grandes sorpresas nos esperan allí donde hayamos aprendido por fin a no sorprendernos de nada, entendiendo por esto a no escandalizarnos frente a las rupturas del orden. Los únicos que creen verdaderamente en los fantasmas son los fantasmas mismos”.

Cortázar, Julio. “Del sentimiento de lo fantástico”, en La vuelta al día en ochenta mundos. México, Siglo XXI, 1968.